Lo más importante, como ya hemos dicho, no estriba en sufrir estrés o en no tenerlo, sino en dos situaciones o perjuicios posteriores muy características:
Estos son los Perjuicios físicos y enfermedades que puede provocar:
1. La aceptación de la existencia del perjuicios o dolencia por el mismo paciente.
2. Admitir y aplicar unos determinados tratamientos, adecuados para su superación.
Lógicamente, para llegar a enfrentarse con la enfermedad o perjuicios, siguiendo cualquiera de los variados tratamientos recomendados por los médicos, por ejemplo:
- ejercicios de relajación,
- medicamentos,
- irse de vacaciones o escuchar las experiencias de otros pacientes curados:
* Siempre será imprescindible la inevitable aceptación previa, por parte del paciente, de la existencia de la dolencia.
A todos, en un momento de crisis, nos cuesta aceptar determinadas situaciones; excluyéndonos de tener la culpa, y pasamos a achacar a algún factor exterior la responsabilidad de nuestros problemas.
Pero con el estrés esto es imposible porque su origen y existencia está dentro de nuestro cuerpo, por lo que debemos comprender que a «nuestro problema» sólo se le puede aplicar «nuestra solución» y los demás no pueden cargar con toda la culpa de la crisis.